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Inteligencia Artificial: ¿peligro o promesa?

Beatriz Valero de Urquía, Historiadora de la Universidad de Oxford

Con cada avance de la tecnología, el mundo real se parece cada vez más a la ficción. Películas como Blade Runner (1982)y Ex Machina (2015) ya apuntan a un mundo donde la separación entre humanos y máquinas es cada vez menor. A día de hoy, las herramientas de inteligencia artificial (IA) han sido capaces de conducir coches, predecir estructuras proteicas, mantener conversaciones e incluso escribir y animar películas. El potencial de estos algoritmos es indudable, pero su impacto dependerá de las personas que los programen.

La inteligencia de los algoritmos se basa en los datos usados en su entrenamiento. Es por ello que dos de las cuestiones más debatidas respecto al uso de herramientas de IA generativa como ChatGPT son la procedencia de los datos usados con los que son entrenadas y sus posibles sesgos. A estas preocupaciones podemos añadir una tercera: el uso de IAs para planear crímenes, ya sean biológicos o cibernéticos, entre otros.

Las IAs no son malintencionadas. Sin embargo, ha habido ocasiones en las que errores de programación han tenido consecuencias desastrosas. Uno de estos sucesos fue el escándalo causado por el algoritmo que Amazon desarrolló para escanear currícula de posibles candidatos. En 2018, la empresa dejó de utilizarlo, al darse cuenta de que la IA daba preferencia a los candidatos masculinos sobre los femeninos para puestos técnicos, ya que había sido entrenada con una base de datos en los que la mayoría de cargos de este tipo eran ejercidos por hombres. De forma similar, en 2021, el gobierno de Países Bajos dimitió cuando se reveló que la IA utilizada para filtrar las solicitudes de ayudas del estado discriminaba a las personas con doble nacionalidad, llegando a acusar a 26 mil familias inocentes de intentar defraudar al Estado.

Aunque las IAs pueden ser discriminatorias sin saberlo, el riesgo de que estas herramientas sean utilizadas de forma intencionada para cometer delitos es cada vez mayor. En la cumbre sobre IA organizada por Reino Unido en 2023, Rishi Sunak, el primer ministro del país habló de la posibilidad de que la tecnología fuera utilizada para lanzar ciberataques o crear armas biológicas ¿La solución que planteó? Un cambio en la regulación, que permita el desarrollo de estos algoritmos a la vez que instaure controles para prevenir sus peligros.

Usadas de forma correcta y transparente, las IAs tienen un enorme potencial. Estas herramientas ya han sido utilizadas por el hospital Mount Sinai para predecir enfermedades como ciertos tipos de cáncer, demostrando un 94% de efectividad. Además de ayudantes digitales como Siri y Alexa, empresas como Huawei han desarrollado aplicaciones que usan IA para identificar discapacidades visuales en niños, o traducir texto escrito a lenguaje de signos. La tecnología también está siendo clave en el desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático. Las Naciones Unidas tiene ya programas en marcha en los que varias IAs avisan de la posibles desastres y ayudan a proteger comunidades y el medio ambiente, y programas que utilizan la tecnología para mejorar el diseño de las ciudades, regular el tráfico y medir los niveles de polución.

La IA es una tecnología que ya está presente en casi todos los ámbitos de nuestra sociedad. Por ello, el debate no debe ser si será utilizada o no, sino cómo hacerlo de una forma ética y sostenible, que cambie el mundo para mejor.

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