Elena Urquía-Grande, Profesora de la UCM, Campus de Somosaguas, residente en Pozuelo
[ Artículo publicado en el número 14 de la revista, año 2022 ]
Etiopía, aunque es uno de los pueblos más pacíficos y abiertos a Occidente, a la vez, es uno de los países más complejos de África funcionando como un estado dividido en regiones, basadas principalmente en las etnias predominantes, oromos, aramios y tigray. Esta última etnia Tigray está ubicada en el extremo norte del país, haciendo frontera con Sudán y Eritrea. Actualmente Etiopía está sufriendo varios conflictos geopolíticos que podrían derivar en una cascada de tensiones en los países vecinos. Pasamos a relatar algunos de los conflictos:
El primer conflicto se produce cuando en 2018 Abiy Ahmed Ali fue elegido primer ministro en Etiopía. Es ingeniero informático, militar, político y estadista etíope educado en varias Universidades de fuera de Etiopía. Abiy asumió la jefatura del gobierno etíope en abril de 2018, gozando de gran popularidad entre el pueblo etíope. Es el primer Oromo (una de las etnias más numerosa y pobre del país) en ejercer la jefatura del gobierno de Etiopía. Desde su llegada al poder, Abiy ha encabezado un amplio proceso de reforma política, social y económica, incluyendo la liberación de más de 7.000 prisioneros considerados presos políticos solo en la Región de Oromía y el retorno de varios dirigentes opositores exiliados; la liberalización progresiva de la economía para acabar con el habitual monopolio estatal y una reforma constitucional que revisara muchos aspectos implementados en el país. Abiy ha anunciado que busca una transición progresiva hacia una plena democracia multipartidista. Su administración ha alentado también un aumento de la participación de la mujer en la política etíope, impulsando a Sahle-Work Zewde como presidenta de la república ypromoviendo a la abogada por los derechos de las mujeres Meaza Ashenafi, gran activista . En materia de política exterior, Abiy ha sido elogiado por sus grandes avances en la búsqueda de la paz permanente con Eritrea logrando finalmente el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países en el 2018, momento en el que el pueblo etíope salió a la calle a celebrarlo. Ha buscado también una participación destacada para su país en la resolución de la guerra civil vigente en la vecina Sudán del Sur, ofreciendo a Etiopía como sede para las conversaciones de paz. Por estos logros fue nombrado premio nobel de la paz en 2019. Sin embargo cuando en junio de 2020, Abiy pospuso las elecciones nacionales debido a la COVID-19, las relaciones se deterioraron mucho con los Tigray desembocando en una tensión creciente. Este conflicto, además de haber desencadenado una profunda crisis humanitaria, podría debilitar no solo internamente al estado etíope, pues cualquier concesión a Tigray podría ser reclamada por cualquiera de las otras regiones, sino que también podría desestabilizar toda la región del Cuerno de África. Además Abiy fue terriblemente violento con los Tigray sacando los tanques para pacificar el norte de Etiopía. El conflicto de Tigray tiene sus raíces en una tensión de larga duración entre el Gobierno central de Etiopía y el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray que era la fuerza política dominante en todo el país hasta que Abiy Ahmed Ali llegó al poder en 2018 e introdujo una serie de reformas de gran alcance.
En el 2020 salía un artículo en el Economist preguntándose si el mundo había acertado dándole a Abiy el premio nobel. El artículo comentaba que cuando recibió el premio Nobel de la Paz fue por «sus esfuerzos para alcanzar la paz y cooperación internacional» al haber logrado firmar un acuerdo de paz con la vecina Eritrea, acabando por fin con uno de los conflictos más enquistados de África. Así, la comunidad internacional se contagiaba de la “Abiymanía” que ya había arrasado en Etiopía. Era un gobernante que prometía modernizar, democratizar y abrir a la inversión extranjera el país más grande del cuerno de África. Sin embargo, años después, toda esta imagen parece haberse derrumbado: Abiy Ahmed Ali juró su nuevo mandato de cinco años tras unas polémicas elecciones y en medio de una guerra civil en la región de Tigray, con miles de personas víctimas de abusos y del hambre, acusaciones de limpieza étnica, desplazados internos y fuertes estallidos de violencia y represión en otras regiones.
El segundo conflicto es la presa construida en Etiopía para embalsar y hacer producir energía a las aguas del principal afluente del río Nilo, el Nilo Azul, es uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos que se llevan a cabo en la actualidad. Sin embargo, las relaciones están crispadas entre Etiopía, Egipto y Sudán. Etiopía construye esta presa, diseñada para producir suficiente energía para todo el país y exportar un tercio de su producción a otras naciones. Así el gobierno etíope asegura que es un proyecto que sacará al país de la pobreza y generará desarrollo en todo el continente. Sin embargo, Egipto le lleva pidiendo a Etiopía que la construcción de esta presa no interfiera en el caudal de agua que luego tiene que llegar a su territorio durante 10 años sin llegar a un acuerdo. La presa está acabada y la tensión entre Egipto, Etiopia y Sudan está creciendo por momentos.
Siendo claros conflictos geopolíticos con efecto cascada ¿Podría derivar en una guerra entre varios países del cuerno de África? Esperemos que no. Etiopia siempre ha sido un pueblo muy pacifico necesitado de buenos y democráticos gobernantes.
